Sexismo y cultura

Publicado por Mayte Fernández el 19/12/2013

El sexismo es una forma de esencialismo que incluye el sexismo contra el sexo femenino, contra el sexo masculino, contra los intersexuales y contra los transexuales masculinos y femeninos. Cada tipo de sexismo tiene su propia historia.

El sexismo puede incluir diferentes creencias o actitudes:

Las creencias sexistas sostienen que los individuos son juzgados basándose simplemente en las características del grupo al que pertenecen: en este caso, a su grupo sexual, masculino o femenino. Esto asume que todos los individuos «encajan» en la categoría de «masculinos» o «femeninos». También asume características homogéneas para todos los hombres del grupo «masculino» y todas las mujeres del «femenino», sin tener cuenta las enormes diferencias que puedan darse dentro de ellos.

Ciertas formas de discriminación sexual son ilegales en muchos países, pero casi todos tienen leyes que otorgan derechos, privilegios o responsabilidades especiales a uno u otro sexo.

1. Sexismo contra las mujeres
En su forma extrema, el sexismo contra las mujeres es conocido como misoginia, que significa “odio a las mujeres”. El término «sexismo» en su uso corriente suele aludir al sexismo contra las mujeres, debido a que éste fue la primera forma de sexismo comúnmente identificada.

Un término levemente relacionado es ginofobia, que alude al miedo a las mujeres o a la feminidad.

Históricamente, en muchas sociedades patriarcales, las mujeres han sido vistas como el «sexo débil». La combinación de actitudes hostiles y subjetivamente benevolentes hacia las mujeres se conoce como sexismo ambivalente, que tiene sus raíces en el hecho de que aunque las mujeres tienen un estatus inferior al de los hombres, el hombre heterosexual depende de ellas como esposas, madres y amantes. El estatus de amante de las mujeres es evidente en los casos en los que estas ni siquiera son reconocidas como «personas» por la ley del país.

2. Sexismo contra los hombres
En su forma extrema, el sexismo contra los hombres es conocido como misandria, que significa “odio a los hombres”. Debido a que es la segunda forma de sexismo comúnmente identificada, a menudo se conoce como sexismo inverso. Un término levemente relacionado es «androfobia», que aluda al miedo a los hombres o a la masculinidad. Aunque la opinión de que las mujeres son superiores a los hombres también es sexismo, sólo en los últimos años se ha empezado a tomar conciencia de ello en el discurso público.

Otra fuente de sexismo es el «antiguo patriarcado» y el «antiguo matriarcado», que históricamente han restringido y limitado el papel de los hombres en otras partes de la sociedad, mirando con desprecio a los amos de casa. El movimiento masculinista promueve los derechos de los hombres y de los padres para frenar el sexismo contra los hombres, tratando problemas como la igualdad ante la ley, el «permiso de paternidad» para los hombres, las víctimas masculinas de la violencia doméstica o el acceso igualitario a los hijos.
 

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